Tanto en invierno como en verano debes revisar los niveles de los líquidos del auto. De ellos depende que el motor funcione bien y no tengas que visitar el taller antes de tiempo.
Aceite:
El lubricante es uno de los fluidos del coche cuya revisión se tiene más interiorizada. Gran parte de los conductores conoce las consecuencias catastróficas de no cambiar el aceite o llevar el nivel por debajo de lo aconsejado (o por encima).
¿Cómo comprobar el nivel?
1. Coloca el coche en un lugar plano y horizontal y deja que el motor se enfríe, ya que en caliente el nivel siempre es más alto.
2. Saca la varilla de medición y límpiala.
3. Vuelve a meter la varilla hasta el fondo y extráela. En el extremo de la varilla hay dos muescas que indican el nivel mínimo y máximo: comprueba dónde está la marca del aceite.
Si el nivel es bajo:
Lo más apropiado es acudir directamente al taller y pedir un cambio de aceite: los coches, especialmente los vehículos más antiguos, a veces consumen más lubricante de lo esperado y conviene hacer el cambio cada menos kilómetros.
Si el nivel es mínimo, también puedes pasar el trance (aunque tarde o temprano tendrás que ir al taller) añadiendo algo de lubricante. Conviene saber qué graduación de aceite utilizaron la última vez para añadir uno de la misma clase.
Si el nivel es alto:
Directo al taller. Allí retirarán el sobrante y comprobarán que ese exceso no ha producido ninguna avería por una presión excesiva.
Refrigerante:
El refrigerante cumple una misión fundamental entre los líquidos del auto: circula por el circuito interno del motor y absorbe parte del calor que genera la combustión, por lo que evita un sobrecalentamiento peligroso. Un exceso de temperatura podría fundir los pistones e incluso desencadenar una peligrosa explosión interna.
¿Cómo comprobar el nivel?
1. Como en el caso anterior, el coche debe estar colocado en terreno llano y horizontal y con el motor parado y frío (de lo contrario, el líquido podría estar muy caliente y expulsar vapor).
2. Localiza la botella: es grande, cuadrada por lo general y traslúcida. Dos marcas indican los niveles mínimo y máximo.
Si el nivel es bajo:
Tan sencillo como coger un embudo y rellenar. Debes usar el que recomiende el fabricante y nunca mezclar dos distintos.
Si el nivel es alto:
Hay que ir al Taller. Porque vaciar el depósito implica buscar (y soltar) el tapón de vaciado, situado en la parte baja del radiador. Y esta operación puede resultar sucia y engorrosa y no puede hacerse en la calle.
Limpiaparabrisas:
Si accionas la palanca y se mueven los limpiaparabrisas, pero no sale agua, es que se ha terminado. También sirve una simple observación del depósito ubicado bajo el capó, que también es traslúcido, para verificar cómo está.
Si el nivel es bajo:
Cuando has llegado al punto anterior, toca rellenar. Resulta sencillo.
1. Deja enfriar el motor para no quemarte al tocar alguna pieza todavía caliente.
2. Localiza el depósito: estará bajo el capó, generalmente en uno de los laterales y cerca del parabrisas (el tapón lleva grabado el dibujo del limpiaparabrisas).
3. Para rellenar, por lo general necesitas un embudo (o muy buen pulso) y un líquido específico, sobre todo para evitar que se congele con temperaturas muy bajas.
Si el nivel es alto:
Esto solo puede pasar si te pasas al rellenar, así que basta con prestar atención.
Líquido de frenos:
El cambio de líquido será cada dos años, aproximadamente, ya que la humedad acelera su deterioro y el punto de ebullición se reduce también con el tiempo.
¿Cómo comprobar el nivel?
1. Con el motor frío, localiza el depósito. Lleva un tapón negro con letras amarillas.
2. Comprueba que el nivel está entre los indicadores de máximo y mínimo.
Si el nivel es bajo:
No queda más remedio que acudir al taller, porque lo más frecuente es que las pastillas de freno estén desgastadas (lo cual hace que el nivel aparezca más bajo).
Si el nivel es alto:
Será extraño que pase esto, pero también habrá que ir a preguntar al experto.
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